Ya hace días que llegué a la capital inglesa y ya se me escapa la lagrimilla pensando en que no tardaré en abandonarala. Los que me conocen saben que Londres es una obsesión para mí desde muy chiquitina...aprovechando el tiempo que me han dejado los estudios y las reuniones criptográficas he podido ir a White Chapel a tomar una ginebra, he oido gritar a Anne Naylor en la estación de Farringdon, me he pasado (por supuesto) por la Torre de Londres, he visitado una Hermandad Masónica (¡con guía local!), pero sobre todo he podido visitar en un atardecer precioso el cementerio de Highgate. Este cementerio construido en 1839 , extendido en 1854, y actualmente en desuso era uno de los puntos irrenunciables del viaje. Y vaya si mereció la pena. Pude perderme en las Avenidas de la Muerte y leer largo rato sentada junto a la tumba de Karl Marx en ABSOLUTA SOLEDAD, lo cual no se si es normal, pero yo no vi a nadie, tan solo petirrojos que me vigilaban con aire de superioridad.En fín, un momento para atesorar en la memoria.
Ya me quedan poquitos días de vacaciones, pero seguiré insistiendo en mi verdadero objetivo...¡seguirle la pista a Omm Seti!